jueves, 24 de enero de 2013

Saliendo del pozo

            Mi escritorio vuelve a estar atiborrado de libros, folios y bolígrafos tan mordisqueados que producen compasión.  Cada mañana las hojas parecen haberse multiplicado mágicamente sobre la mesa, como si las muy sinvergüenzas esperasen a verme dormido para intimar y reproducirse sin piedad ¡No se las puede dejar a solas! Había olvidado esa grimosa sensación de caminar perdido entre laberintos de papel...Lo cierto es que no la echaba ni remotamente de menos.  Algunos piensan que quien estudia lo hace por amor al arte "Es que a ti te gusta estudiar, qué suerte majo" ¿Gustar? Yo, sinceramente, para llevar haciéndolo toda la vida, le tengo menos aprecio que a mis primos terceros. Observo mis apuntes del mismo modo que un niño contempla el repelente plato de verdura (Dura de ver) preparado por mamá; Sé que acabaré tragando o no habrá postre. Todas esas palabras haciendo cola para entrar en mi cabeza...Preferiría hacer avioncitos o meterlas en una hoguera (a lo Farenheit 451).


              Recordaréis, los seguidores del blog, que hace semanas confesé estar cansado de mi ¡Qué odio!  No sólo afectan los virus a los ordenadores, 2.012 infectó mi organismo con uno de los troyanos más peligrosos: la rutina. La comodidad, la vagancia y el pasotismo invadieron mi disco duro, dejándolo atrofiado y tan lento como un Windows 95. Caer en la rutina es como entrar en una mafia: buscas protección, tranquilidad o respaldo, pero los favores se pagan con creces y no es fácil abandonar "la famiiiiilia". Apostaría a que gran parte de culpa recae en comenzar a trabajar, te levantas pensando que tienes la vida hecha ¡Todo un señorito! Currar no es fácil, conste, pero despista por completo de aquello que realmente importa. Te ríes de la vida con el bolsillito lleno y la magnífica independencia, pero...¡¡Ay amigos!! Pan para hoy y hambre para mañana. Nunca sabes cuándo termina el idílico romance con el jefe. Firmas el adiós, sales por la puerta y, con suerte, algún compañero te da un abrazo sincero. Quienes me conocen pensarán que mis últimos meses han sido idílicos, descanso y meditación a lo monje Saholín , PERO NO ¡¡Soy de los que viven en una insatisfacción perpetua!! Si no haces nada no eres nada y he empezado a trepar por el pozo. 

             A día de hoy todo son dudas e inseguridades recorriendo mi sistema sanguíneo. Tengo tanto por hacer que ni siquiera sé por dónde empezar, doy más vueltas que las peonzas. Soy tan masoquista que me he apuntado a todo, casi sin barajar lo que eso conlleva. Solicitud para viajar al extranjero (nada menos que a América), inglés intensivo y, cómo no, las malditas oposiciones al estado. Madrugones mañaneros, dificultad para dormir y MIEDO, mucho miedo ¡Con lo cómodo que estaba en la estación viendo pasar los trenes! Papeles, papeles y más papeles en los armarios, sensación de culpabilidad por cada minuto perdido. Seguramente lo mejor será empezar por el principio ¿Alguna tienda abierta que venda confianza y valor?


2 comentarios:

  1. ayyyy amigo! no eres el único... créeme!

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  2. Otra vez vuelves a estar estupendo, que últimamente nos tenías un poco abandonados/as. Y ánimo que al final recogereis los frutos, y no os importará lo que costó, sino lo bien que quedó.

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