miércoles, 29 de febrero de 2012

Cantos de sirenas

                    Queridos lectores, ladies and gentlemen, hoy toca hablar de mitología. Sí, habéis leído bien. Aunque sé que todo lo acabado en -logía produce verdadera somnolencia, me arriesgaré. Pocos abucheos puedo escuchar desde esta habitación. Espero que las visitas no desciendan a números tan rojos como el "red light district" Holandés. 

        Mitos, relatos acerca de acontecimientos prodigiosos, protagonistas sobrenaturales o extraordinarios...Bla bla bla ¡Cuentos chinos! Esas historias siempre me sonaron a chorradas bonitas. Que si Pegaso por aquí, que si Ulises por allá...Cuesta creer que tengan parte real...bueno, COSTABA. Tras el reciente viaje, puedo asegurar que algunos no difieren tanto de la vida rutinaria.

                    Atravesando el lúgubre barrio rojo de Amsterdam uno se siente marinero mitológico. Marinero perdido en  el  oscuro océano y tentado por seductores cánticos de sirena. La noche es profunda; las intenciones, tan turbias como las aguas del canal. Prostitución legal, desfile de cuerpos perfectos y postre por 50 €. Rojo, rojo por todas partes. Ventanas que parecen puertas a la perdición. Lámparas atrapa hombres y embaucador infierno. Deseas huir, deseas volver.


               No es que haya visto mucho a lo largo de mi corta vida, pero juraría que poco habrá más impactante. Es inigualable, crea sensaciones contradictoras. Te encuentras rodeado por mujeres preciosas, pero temes mirarlas directamente. No es como ojear revistas. Ves y te ven. Participas en la película. Resulta difícil de explicar, debe ser vivido.

                A pesar de todo, aún me permití algunas bromas. Si olvidas la noche y los cegadores focos, sólo quedan mujeres tratando de ganarse la vida y hombres insatisfechos consigo mismos. 

Fotos curiosas.

Pueden parecer tontas, pero son mis preferidas.

Mari Juana en cualquier mercadillo.
Amasijos de bicicletas, totalmente enredadas. Cada calle parece un auténtico chatarrero.
Rabobank. Sí, es una chorrada, pero me hace gracia.
Condones con formas raras. Ahí tenemos la cabeza de Homero Simpson.

Debe importarles mucho la navidad cuando cuentan cada día.

Coche eléctrico cargando baterías.

Puedes tomar galletas de Marihuana, pero no te sirven una cerveza.
Vehículo muy moderno hallado en el barrio chino. Está más sucio que el dormitorio de un pavo. 

Fotos moñas

              He aquí algunas fotos sacadas en Amsterdam con mi pepino de móvil. Las llamo moñas ya que son las típicas que te gusta contemplar abrazadito a tu pareja y en silencio.

Uno de tantos canales. Recuerdan a los de Venecia. Nunca he estado en Venecia.

A los que viven en estas casas se les riza el pelo con la humedad.

Una especie de parque oculto en el que sólo viven abuelas.

Una iglesia reconvertida en centro comercial.

Bicicletas en cada metro cuadrado. Son las reinas de la ciudad. Datan del año 0 más o menos.

Barcos turísticos. Casi me duermo. 

Más casitas con piscina.

Esta sólo la eché porque me pareció bonita. 



martes, 28 de febrero de 2012

Comienza el viaje

              Cuando uno muere de sueño, la palabra cama se vuelve polisémica. Solía pensar que constaba de somier, colchón, almohada y cálidas mantas. Tras este ajetreado fin de semana, he descubierto que también puede definirse como "Reducido asiento de autobús" , "Duro suelo de Barajas", "Enana butaca de avión" e, incluso, "Mesa donde apoyar el cabezorro". Yo que  acostumbraba a exigir látex natura y láminas de madera....Una maleta puede ser la más cómoda de las almohadas.  El que se ahoga no repara en dónde se agarra. 

               Nunca antes había dormido por fascículos. Treinta minutejos por aquí, otros treinta por allá...Casi 30 horas sin pegar ojo. Ni siquiera me creía capaz de hacerlo, pero había que intentarlo. Anocheces en Madrid y amaneces en Amsterdam. Desconectas en mitad de una conversación y conectas al final de la siguiente.  Personas que nunca volveré a ver pasaban ante mis ojos cargadas de historias y equipajes. Cada uno sigue su camino. Apenas fui consciente, parecíamos saltar en el tiempo y el espacio. 


               Desde la ventanilla del avión el mundo  resulta demasiado pequeño, prácticamente diminuto. Nada  parece importar. Mi zapato era más grande que Madrid y el manto de nubes mucho más cómodo que mi asiento. Aunque todos cabeceaban a mi alrededor, no pude permitirme ese lujo. Me invadía la inseguridad, los nervios...no podía perderme nada. Tomé un chocolate a 10.000 metros de altura y  1.000 km/ hora. Pensé que sería gratis. Ni siquiera me manché el jersey, como suele ocurrirme en tierra firme.

              Al aterrizar besé el suelo, a lo Juan Pablo II. Lástima no haber sacado una foto. Todas las azafatas y demás trabajadores del aeropuerto me daban las gracias y los buenos días, qué gente tan simpática. Volví a conectar el teléfono y llamé a mamá: "Estoy bien, ya puedes dormir tranquila". Amsterdam se abría ante mis ojos, una ciudad de postal...de cuento. Casi cuesta aceptar que estés allí, que la veas con tus pupilas. Tampoco pude ir en mejor compañía, mis compañeros de trabajo son cojonudos. Qué risas tan sanas las echadas.

             Seguiré informando. Sólo puedo adelantar una cosa: Red Light District. 

jueves, 23 de febrero de 2012

Hasta pronto.

              Ambos sabíamos que este momento llegaría. Aún así, va a ser realmente duro...casi tan duro como tú.  Mañana, sobre estas horas, tendremos que despedirnos. Ya no hay vuelta atrás. No, no hace falta que digas nada...sobran los romanticismos. Aunque seas limitado en palabras, sé que en el fondo sientes lo mismo. Siempre has estado a mi lado, en cada paso...en cada caída. Sobre todo en las caídas. Tanto me acostumbré a tu presencia que hasta te ignoré...mil perdones. Ahora que voy a perderte, comienzo a valorarte ¿Por qué habré estado tan ciego? Te echaré de menos, querido suelo.



                  Mañana viajaré, por primera vez, en avión. Rumbo Amsterdam. Nunca antes he abandonado tierra firme. La verdad soy de esos con pánico a los aviones, desde crío. Alguna vez despegué los pies del suelo, pero fue tras un beso. Sólo con ver la excesiva amabilidad de las azafatas se me ponen los pelos de punta. Me recuerdan a esas doctoras que, tras esbozar una sonrisa, juraban que la inyección no iba a doler.

             No publicaré hasta mi regreso, espero volver con la maleta cargada de anécdotas. Que no me la roben ;)

Ahora entiendo.

              Así, a bote pronto, no sabría definir mi infancia. Quizás buena...quizás mala...no tengo otra para comparar. Sólo sé que fue mía y eso la hace única. Nadie elige dónde o cómo nacer, simplemente ocurre. Espermatozoide + óvulo + ilusión. Partiendo de ahí, caminas. Algunos pronto, otros tarde. Ahora sé que lo hice a la velocidad exacta. De niño cada montaña parecía imposible de escalar y los consejos sonaban a chiste. 

                  Los adultos solemos infravalorar la niñez. Madre mía, acabo de considerarme adulto. Parece  fácil eso de ser un chaval: ropa limpia en el armario, plato caliente sobre la mesa, libros forrados en la mochila y generosa propina en el bolsillo. Cómo única preocupación conseguir chucherías...¿Verdad? En realidad nada es tan sencillo cómo se suele pintar. Un bizcocho sabrá mejor o peor dependiendo de la maña con que se cocine, cada ingrediente cuenta. Somos suma de sumandos. Fueron años decisivos. 


                       Sé que fui feliz, mentiría negándolo. Hice los mejores amigos y tuve la mejor de las familias. De todos modos, sufrí. Quizás sufro más recordándolo ahora. Por aquel entonces me pareció casi normal, como si me lo hubiese ganado. Para un niño no existe mundo más allá de su clase o su patio de recreo. Pareciera que tu ciudad estuviese amurallada y rodeada de un foso plagado de cocodrilos.  Nunca fui demasiado popular, pero tampoco pasé desapercibido. Ojalá...Un atajo de gilipollas, que consideraban al leer tarea imposible, no encontraron mejor forma de presumir que ponerme motes poco agradables ¡Qué graciosos eran, qué humor tan inteligente y genuino derrochaban! En verdad no se le puede pedir mucho más a un imbécil con tiempo libre. Qué pena que nadie se percatara a tiempo del serrín de sus cabezas. 

                   De pronto llegó la universidad. Cambié de ciudad y me vi rodeado de completos desconocidos que alababan mis hazañas minuto a minuto. Coseché títulos y vivencias. No había prejuicios, todo parecía de cuento. El espejo cada vez me ofrecía mejor reflejo y se abrían horizontes. Era simplemente yo, sin conservantes ni colorantes, y eso encantaba. Fue fácil acostumbrarse a lo bueno y sigo acostumbrado. Juego en otra liga. 

                  Cuando regreso al lugar del que salí y cruzo miradas con aquellos impresentables, no puedo más que reír y reír. Ahora entiendo lo graciosos que sois. Perdonados estáis. 

martes, 21 de febrero de 2012

Jeckyll and Hide

           Las redes sociales, al igual que el tabaco, deberían distribuirse advirtiendo de su nocividad. Del mismo modo que fumar puede matar, "Tuentiar", "Facebookar" o "Twittear" pueden agilipollar en exceso y crear trastornos graves de la personalidad. Estarás pensando: ¿Qué dice este tío? ¡A mi no me producen nada! ¡Yo controlo!  Este tío sugiere que, en la vida REAL, muy pocos despiden sus conversaciones con tantos besitos, piropos, risitas y te kieros (por no entrar en otras cursilerías). 

          Si un extraterrestre tuviese que juzgar la raza humana por los comentarios y conversaciones en Tuenti, acabaría jurando que todos nos enrollamos con todos. Qué individuos tan súper guays del paraguay estos humanos ¡Cómo se aman!...Ansío el día en el que la población camine por las aceras anunciando penas y glorias a golpe de megáfono y pancartas. En persona estas cosas chirrían ¿que no? Ni siquiera decimos "te quiero" a nuestras santas madres...pero claro, por Facebook apetece.


           Está cociéndose una bipolaridad que asusta. Un "yo" del mundo real conviviendo con un "yo" digital. La historia de Jeckyll y Mr. Hide no iba tan desencaminada. Hablamos de una forma pero escribimos de otra; Sosos en persona pero humoristas en la red; Tímidos cara a cara pero Don Juanes en pantalla. El ordenador actúa a modo de disfraz, invita a una publicidad engañosa sobre nosotros mismos ¿A qué viene tanto empeño en vender la moto? ¿Estarás a la altura de tanta expectativa? La vida es la que es y los besos se dan en persona. Al menos yo los prefiero así. 

sábado, 18 de febrero de 2012

Domingo morning

           Te despiertas con ruido y de mal genio. A veces es mamá llamándote al móvil; a veces tu adorable compañero de piso llegando cinco horas tarde. Si es mamá, más te vale cogerlo o seguirá intentándolo hasta que aborrezcas esa bonita canción que fijaste como tono. Si es tu compañero, imposible no pensar que le fue mejor que a ti. Cabronazo...

              Despegas tus párpados con esfuerzo, casi parecen llevar velcro. La habitación está completamente a oscuras y vuelves a cerrar compuertas. Te giras torpemente emitiendo un gruñido. Ni sabes qué hora es, ni te interesa. Tu lengua parece llevar como funda el calcetín que te falta en un pie y la manta ha debido caer al suelo en algún cambio nocturno de posición. Qué fresquito en las garrillas.



              Permanecerías eternamente en hibernación si no fuera por la amenazante carga de tu vejiga. Ya no aguantas más, todo lo que entró quiere salir a presión. Saltas de la cama y te apresuras a levantar la persiana, pero no será tarea fácil. Tu habitación parece una gimcana, menos mal que hoy no toca examen de reflejos. La luz solar penetra en el cuarto y tu cuerpo la rechaza como si fueses un vampiro. Pones cara de chupar limones mientras observas atónito el desorden.

              Tras la ducha vuelves a parecer una persona. Enciendes el ordenador y coñectas tu red social. Montones de fotografías ridículas que darán que hablar. No tardarán en aparecer conversaciónes que comienzan con "¿cómo acabaste anoche?" y terminan con "no me acuerdo, iba muy mal". En realidad nos acordamos de todo, hasta de lo que no ocurrió. Tampoco íbamos tan mal, hasta pedimos un zumo. Nuestra resaca bien podría achacarse a ese tardío kebab. Qué costumbre tenemos todos con autoapodarnos borrachuzos, cómo si fuese algo positivo. Si tanto te disgustaba esa chica, no haber acabado con ella.

Momentos antes

            Del salón a tu habitación, de tu habitación al baño, del baño al salón y vuelta a empezar. Menuda peonza humana. Te es imposible parar, pobres vecinos de abajo. De vez en cuando pones de tu parte, respiras hondo y  finges normalidad. Enciendes la tele e incluso echas un vistazo al periódico. Lees y lees, pero no entiendes nada  ¡¡¡Estar sentado arrugará la camisa!!! ¡Levántate del sofá! 

           No puedes cometer errores de cálculo...hoy no. Caminas, caminas y caminas. Un pie tras otro, una duda tras otra. La ropa que convencía hace cinco minutos ahora queda fatal. Esos colores no favorecen... Veamos qué ocurre con otros vaqueros...Ahora la fastidian tus zapatillas...Demasiado formal, demasiado informal o demasiado normal ¿qué narices le gustará?... Date prisa ¡Date prisa! Sólo queda una hora...Tiempo suficiente para volver a ducharte y empezar de cero.


            Con gomina...no, no...mejor sin gomina...Qué coño ¡bien de gomina! Ufff...Apenas queda perfume. Habrá que agitar bien el frasco o ponerlo boca abajo. Quizás el de papá huela mejor. Desodorante, más y más desodorante. Los nervios hacen transpirar. Te sientas al borde de la cama y escuchas esa canción que siempre motiva. Tarareas...desafinas...miras tu reloj, miras al techo y otra vez al reloj. Tienes 20 minutos y un calcetín del revés.

             Últimos retoques frente al espejo. Puede que tu metro 85 no baste para estar a la altura. Demasiado tarde para milagros, esa es la pinta que te hará triunfar o fracasar. Con suerte tu camisa se convertirá en "la de la suerte" ¡10 minutos! Sal ya o llegarás tarde a vuestra primera cita. No hagas esperar a tu futura preocupación. 

jueves, 16 de febrero de 2012

Esas frases que te encogen el culo

Prepárate para temblar:
  • Han salido las notas.
    • ¿Tienes un segundo? 
  • A ver cuando quedamos a cenar.
    • ¿Quién es el responsable?
  • Te invito a mi boda.
    • ¿Cuándo nos presentas a tu novia?
  • Antes era un hombre.
    • Échales un ojo mientras vuelvo. 
  • ¿Dónde coño te habías metido?
    • Recojan sus cosas y saquen un folio.
  • ¿A quién le toca fregar?
    • Quiero hablar con tus padres.
  • ¿Qué hacías con mi ex?
    • ¿No te habrás dejado algo encendido?
  • Cambio de planes.
    • No me odies por lo que voy a decirte.
  • Tú primero.
    • Tampoco te queda tan mal...
  • A ver cuando te pasas y vemos las fotos de mis vacaciones.
    • Eres como un hermano para mí.
  • Tiene 15 llamadas perdidas.
    • Has estado a puntito de conseguirlo.
  • Salga a la pizarra.
    • Mañana es lunes.
  • Otro día invito yo.
    • Tengo que contarte algo...No, no, mejor no.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Los mismos tontos de siempre

            La vida nos empuja a cambiar y es inútil negarse. Hasta los chinos se cansan del arroz. El tiempo nunca se detiene, por muy aburrida que sea la película. Parecemos concursantes obligados a elegir entre la puerta número 1, la número 2 o lo que haya en la caja. Carlos Sobera se encargará de ponernos nerviosos. Las normas del juego son claras: no podemos pasar de fase sin alejarnos inevitablemente de la anterior. Plantarse es de cobardes, nadie dijo que el camino fuese fácil. Échale cojones y menea ese culo gordo que tienes. Con suerte girarás el pomo correcto sin perder el bote acumulado. 


              Vives en otro lugar, cosa que juraste no hacer. Jurabas demasiadas cosas que no pudiste cumplir. Cada elección, por pequeña que fuese, modificó tu destino y te emplazó en este momento ¿Qué otra cosa podías hacer? Quizás te equivocaste...De todos modos, así no se está nada mal. Simplemente te adaptas a cada vaivén, coges una ola y buscas la siguiente. 

               Si algo echas de menos es a tus amigos. Ellos también tuvieron que concursar llegado el momento. Cuántas batallas juntos, cuántas penas, cuántas glorias. Ojalá estuviesen aquí, ayudándome a escribir estas líneas.  Todo sonaba mejor estando juntos. Parecíamos un reloj suizo funcionando a la perfección, pero hubo que distanciarse. Imposible pensar en ellos sin soltar una carcajada que despierte al vecindario. Menos mal que la amistad es como un buen chicle, por mucho que estires de los lados siempre permanece unida. De cuando en cuando volvemos a ese rincón de nuestro viejo bar, derrochando abrazos, recordando anécdotas pasadas y, por qué no, creando muchas nuevas. El tiempo habrá pasado, la vida habrá cambiado...pero somos los mismos tontos de siempre. Así sea por los siglos de los siglos.  
          

martes, 14 de febrero de 2012

Otra vez hoy

         Otra vez 14 de Febrero, y ya van veintidós. 8.760 horas pasan desde el último. 525.600 segundos no han bastado para conocer a alguien que merezca la pena. Mejor dicho, conocer a alguien a quien tú merezcas la pena. Hace un año parecía tiempo más que suficiente ¿Me equivoco? También hace dos, hace tres y hace cinco. Mejor no multiplicar. Incluso hubieras regalado un puñado de minutos sin apenas pestañear. Es gracioso que algunos sólo hayan necesitado una milésima para que salte la chispa...¿Gracioso?



          Quizás no haberlo intentado serviría de consuelo, pero lo hiciste. No hace mucho creías formar parte del prestigioso club. Bailabas bajo la lluvia y pensabas qué regalar en este día. Caprichos del destino, un viento arrastró el contrato justo antes de firmar. La tinta se secó en tu pluma, lentamente. Tu cara fue poema. Parecía tan fácil...tan real...Vendaval destructor de momentos, miradas y promesas  que invitaban a soñar. Ya sólo quedan recuerdos imposibles de borrar e imágenes proyectadas  repetidamente sobre tus párpados ¿Por qué no funcionó?

           El contador vuelve a ponerse a cero mientras saboreas una copa de San Ballantine´s. Todos en sus marcas, que suene el disparo.

domingo, 12 de febrero de 2012

Juro que no salgo.

            El sol terminó su turno hace varias horas, qué día tan agotador. Hasta te has puesto el pijama y has abierto unas patatas fritas. Hundes tu culo en el sofá y agarras el mando a distancia, báculo masculino otorgador de poder.  Más y más canales aparecen y desaparecen fugazmente, adoras pulsar el botón sin saber dónde te llevará. Sabes que es sábado, pero prefieres ignorarlo. Salir de fiesta se ha convertido en oficio y necesitas coger la baja. Demasiadas noches prometiéndote que la próxima será mejor. Los párpados amenazan con cerrar y no opones resistencia. Hoy no pisas la calle.


               Sin saber cómo ni por qué, has acabado en la discoteca. Quizás una llamada tardía tuvo la culpa. Tu pijama se ha convertido en vaqueros, camisa y jersey. Las patatas fritas nadan en ron-cola. Bailas como un lunático, te sientes bien. Esa chica que conociste dos o tres bares antes parece querer seguirte al fin del mundo y todas las conversaciones resultan perfectas. Para colmo, suena tu canción favorita y la gritas a todo pulmón como si nadie estuviese mirando. Es tu momento, disfruta ¿Acaso hay mejor regalo que el inesperado? Dios bendiga la falta de expectativas. 

sábado, 11 de febrero de 2012

And the Oscar goes to...

"Todo hombre es sincero a solas; en cuanto aparece una segunda persona empieza la hipocresía"                                                                                                                              Ralph Waldo Emerson

            Hipocresía. Hace años ni siquiera conocía el término. Solía pensar que todos éramos más bien buenos, exceptuando al que robaba almuerzos o practicaba el arte de la zancadilla ¡Qué bonito eso de ser niño! No existía el gris, sólo blanco y negro. Leías cuentos dónde el malo era muy malo y el bueno muy bueno.  Con sólo echar un vistazo a las ilustraciones, sabías quién era digno de confianza y quién de temor. Qué odiosa la bruja con esas arrugas plagadas de verrugas. Qué inocente la princesa, con sus cristalinos ojos  y dorados cabellos. La vida real prometía hermosura y certidumbre...¿Acaso alguien se topaba con brujas sin ser carnaval?... ¿Qué daño podía esconder una sonrisa? 

          De pronto ha pasado el tiempo, cambias de pasillo en el supermercado y chocas con un viejo conocido. Incluso salisteis de fiesta alguna vez, haz memoria. Nunca dejó verdadera huella en ti, ni tú en él. Ojalá llevase su nombre bordado en la camisa para facilitar el saludo. Ni siquiera recordabais la existencia del otro, pero os esforzáis por disimular. Es lo que la sociedad manda. Las caras se tornan en falsa felicidad "¡Cuándo tiempo! ¡Te echaba de menos! ¡No has cambiado nada! ¿Cómo va todo? ¿Tus padres bien? ¡Llámame!" Tanta paz y alegría parece sacada de un anuncio de compresas. Ambos os despedís tras el repertorio de frases sacadas de manual, a sabiendas de que os habréis vuelto a olvidar incluso antes de pasar por caja. De hecho, queréis olvidaros. Pura hipocresía.


             Las mejores interpretaciones no están en las películas. Somos una parodia de nosotros mismos. Si preguntas a cualquiera qué es lo que valora en otra persona, no tardará en sacar a flote la sinceridad. Sí, sí, seamos sinceros. No hay nada mejor. Vayamos de cara, hablemos claro. En realidad muy pocas veces nos gusta escuchar verdades, no interesa. Y si nos prestamos a hacerlo, más vale que  sean halagos. 

            Políticos que se dan la mano. Felicitaciones de navidad o de cumpleaños. Organizaciones sinónimo de lucro. Somos mentirosos, somos hipócritas. Nadie más hipócrita que quien afirme no serlo. 

jueves, 9 de febrero de 2012

Venga...dí algo.

           Pasamos el día hablando, prácticamente por cualquier cosa. Hasta nos hablamos solos, es algo espontáneo. Dale que te dale a la sin hueso. Opinamos hasta sin saber, no hay miedo alguno. Cualquier tema con tal de no quedarse callado, qué importa lo absurdo o contradictorio que suene. Allá dónde mires hay alguien haciéndolo. Incluso podría decirse que somos expertos comunicadores. Pero...¡Ay señor cuándo nos vemos forzados a hacerlo! Titubeos, tembleques de pata, sudoración...¿¿q q q qué diiigo?? ¡¡¿¿QUÉ DIGOO??!!

          Cuánto miedo hablar ante desconocidos, qué presión tan repentina. Es gracioso que no nos importe quedar como auténticos gilipollas ante conocidos, pero seamos incapaces de hacerlo ante desconocidos. Su opinión resulta legítima. Si un amigo te suelta el típico "eres tonto", te hace hasta gracia. Si lo hace un desconocido, que dios te pille confesado "¿¿Será que soy tonto??" No duermes en dos noches.



         Ves a una chica, te gusta y deseas acercarte. Es entonces cuando surge la cuestión por antonomasia: "¿Qué le digo yo a esta?" Tu mente parece haber colgado el cartel de cerrado por vacaciones y tu lengua está oxidada. Tienes amigas, has hablado con ellas millones de miles de veces. Eres gracioso, o eso dice tu madre. Ahora te es imposible, todo esfuerzo resulta en vano. Ni tú mismo te darías una oportunidad. Con suerte soltarás un inteligente "¿qué tal?" y sentirás haber descubierto la pólvora. ¡¡¡OLÉ, VALIENTE!!!!

miércoles, 8 de febrero de 2012

Pretérito Pluscuamperfecto.

           Recuerdo que una de las cosas que más odiaba de niño era estudiar los tiempos verbales.  Abrías el libro de Lengua por esas páginas azuladas del final (siempre la 180 y pico) y clavabas tus ojos esperando un milagro. Hubiese preferido colocar un taburete frente a la lavadora para observar cómo se divierte la ropa sucia.

           Tus ojos parecían los de un jubilado en una playa nudista, totalmente extraviados.  Te inundaba esa sensación de estar perdiendo el tiempo, será por eso que los llaman "tiempos" verbales ¿De qué te iban a servir? Quizás para ganar el rosco de PasaPalabra y que hacienda se lleve la mitad.



           Si algo me producía especial pánico eran los pretéritos, en particular el pluscuamperfecto (Se llena la boca al decirlo).  Ese sí que me hizo perder el tiempo. Me hizo, me hace y me hará. Hubiera o hubiese esto, hubiera o hubiese lo otro. Es muy común para el ser humano olvidar el presente, mirar a un punto fijo, apagar los cinco sentidos y ponerse a conjugar en pluscuamperfecto. A veces hasta se nos cae la babilla y necesitamos una bendita bofetada que nos haga regresar.

            Si la hubiera llamado...Si  le hubiese dicho la verdad... Si me hubiera callado...Si hubiera entrado el balón...Si hubiese cogido ese tren...Qué pena que ya no sirva de nada. Nos gusta perder el tiempo.
     

martes, 7 de febrero de 2012

Cosas que "adoro" (Vol. II)

Continuemos con la sección:
  • Adoro a los que no se lavan las manos después de...
  • Adoro creer que sí, y luego es no.
  • Adoro mirar el reloj y que sólo haya pasado un minuto.
  • Adoro el "te pareces a...." y es feo.
  • Adoro olvidarme de lo único que debía recordar.
  • Adoro los discursos que terminan en "seamos amigos".
  • Adoro hablar del tiempo en el ascensor.
  • Adoro ser el soltero de la cuadrilla.
  • Adoro el aroma de mi habitación las mañanas del domingo.
  • Adoro a las personas que discuten por reality shows. 
  • Adoro el "no es lo que parece".
  • Adoro cuando me cuentan que el prota muere al final.
  • Adoro decidirme demasiado tarde.
  • Adoro tener que levantarme a por el mando.
  • Adoro cuando me recuerdan que tengo que fregar.
  • Adoro que sólo me llame mi madre y Vodafone.
  • Adoro las manillas pegajosas.
  • Adoro caer bien a gente que me cae mal.
  • Adoro cuando te preguntan "¿estás bien?" tras romperte la rodilla.
  • Adoro la arena de la playa.
  • Adoro cuando te va mejor que a mí.
  • Adoro ver el vídeo de tu boda.
  • Adoro los que sufren por tener que decidirse entre dos chicas. 
Animaos a engrosar esta lista. 

lunes, 6 de febrero de 2012

Historias de madrugada

             Discoteca, cinco de la madrugada. Poco tienes que ver con aquel chico que se engominaba en el baño seis horas antes, al ritmo de Just feel better. Olías a perfume, tus zapatos brillaban como el sol y tu ropa parecía sacada de un anuncio. El espejo reflejaba tu mejor versión. Desprendías optimismo por cada poro y te invadía un presentimiento. Ahora no sabes a qué hueles, peleas por medio metro cuadrado y tus rodillas están demasiado gastadas para repetir el único paso de baile que conoces. Te niegas a soltar la copa a sabiendas de que es simple hielo derretido. Tan derretido como tú.


           Por tercera vez suena la misma canción y buscas una mirada cómplice que te haga creer. Contemplas los alrededores y nadie parece pasarlo demasiado bien. Carcajadas forzadas, torpes movimientos e inútiles intentos por despertar acompañado. Búsqueda de un gol en el añadido. Nadie se atreve a ser el primero en abandonar. Mal de muchos, consuelo de tontos.

sábado, 4 de febrero de 2012

Mírame a los ojos cuando te hablo.

             Acabo de cambiar de móvil, casi por obligación. Comenzaba a sentirme observado cada vez que sacaba mi antigualla del bolsillo. Aún no sé si he obrado bien, mi ladrillito polifónico me hacía sentir especial. Lo cierto es que soy de esa minoría marginal que aún recuerda que los móviles son para llamar.Sí, para llamar ¿Sorprendido? Si preguntas a un adolescente (y no tan adolescente) sobre su juguetito, soltará una retahila de características que ni siquiera él entiende. Con suerte terminará con: "Mmmm...¡ah sí! Para llamar".

            Parece que el prestigio de las personas se mide por los megapixeles de su cámara de fotos, los gigas de su memoria o la velocidad de su internet. A algunos se les llena la boca describiendo sus mobile-phones, tanto como a una madre hablando de su hijo. Ahora se han puesto de moda los táctiles. Quizás gustan tanto porque no hay nada mejor que tocar.

           Mi nuevo aparato no me disgusta, he de reconocerlo. Una tontería más con la que ocupar el tiempo. Eso sí, me negué a contratar Internet.  Es bueno desenchufar y sentirse libre de vez en cuando. 

           Llamadme maniático, pero odio cuando estoy conversando con alguien y no para de apartar sus ojos de los míos para mirar el móvil. Te hace sentir aburrido, poco interesante ¡¡¡Estoy aquí, soy una persona real!! Llegará un día en el que dos sujetos sentados en la misma mesa intercambiarán opinión por escrito. La literatura está de enhorabuena. Jerry Seinfeld, cómico por excelencia, expresa mi opinión a la perfección.


miércoles, 1 de febrero de 2012

Qué tal???

           Conectas el Messenger y echas un vistazo a tus contactos. Nada nuevo bajo el sol. Ahí están los mismos de siempre, con sus nicks de siempre. Predominan las frases en inglés, que nadie entiende pero dan glamour.

    • El tío que nunca está disponible pero siempre se conecta. Ahora vas y me lo explicas. 
    • La tía que se define como "ausente". Excusa perfecta para dar esquinazo a cansinos en potencia. 
    • Ese al que prometiste amistad durante una borrachera ¿Cómo se llamaba?
    • El que no está conectado, pero en realidad sí.
    • Tu amada secreta. A ver si hay suerte y saluda ella primero.
    • El que se conecta y se desconecta cada dos segundos, asustándote con el sonido del altavoz.
    • La que cambia continuamente de foto, buscando piropos.
        De pronto se une un nuevo personaje. En él centraré toda mi atención. Puede tener cualquier sexo. Llamémosle X. Le conoces de clase, del curro o simplemente de vista. No sabes cómo ni cuándo le agregaste, pero ahí está. Nunca habéis hablado.... ¡¡¡De pronto una ventana se abre!!!

                        "¿Qué tal?"- Dice sin despeinarse. Esta pregunta lleva veneno.

       Le respondes amablemente, te intriga. Veamos qué ocurre. De pronto demuestra un interés por ti que no cabría ni en el Camp Nou. Qué simpatía más gratuita.. Le importan tus estudios, tus amigos, tus gustos musicales,  tu marca favorita de clinex. 

                       "Creo que te vi el sábado pasado en la discoteca ¿Cómo acabaste?"- Veneno de nuevo.

       Empiezas a pensar que realmente le interesas, pero la emoción solo dura milésimas de segundo. Acto seguido cambia radicalmente de tema, sin previo aviso.

                       "Oye, ¿me envías el trabajo de psicología? Sí, si, ese de 500 páginas a doble cara. Es que           
                        ando muy liado y....

       Para mear y no echar gota. Como eres un buen ciudadano se lo envías, esperando retomar la interesante charla justo después. Más te vale esperar sentado, chaval.