sábado, 11 de febrero de 2012

And the Oscar goes to...

"Todo hombre es sincero a solas; en cuanto aparece una segunda persona empieza la hipocresía"                                                                                                                              Ralph Waldo Emerson

            Hipocresía. Hace años ni siquiera conocía el término. Solía pensar que todos éramos más bien buenos, exceptuando al que robaba almuerzos o practicaba el arte de la zancadilla ¡Qué bonito eso de ser niño! No existía el gris, sólo blanco y negro. Leías cuentos dónde el malo era muy malo y el bueno muy bueno.  Con sólo echar un vistazo a las ilustraciones, sabías quién era digno de confianza y quién de temor. Qué odiosa la bruja con esas arrugas plagadas de verrugas. Qué inocente la princesa, con sus cristalinos ojos  y dorados cabellos. La vida real prometía hermosura y certidumbre...¿Acaso alguien se topaba con brujas sin ser carnaval?... ¿Qué daño podía esconder una sonrisa? 

          De pronto ha pasado el tiempo, cambias de pasillo en el supermercado y chocas con un viejo conocido. Incluso salisteis de fiesta alguna vez, haz memoria. Nunca dejó verdadera huella en ti, ni tú en él. Ojalá llevase su nombre bordado en la camisa para facilitar el saludo. Ni siquiera recordabais la existencia del otro, pero os esforzáis por disimular. Es lo que la sociedad manda. Las caras se tornan en falsa felicidad "¡Cuándo tiempo! ¡Te echaba de menos! ¡No has cambiado nada! ¿Cómo va todo? ¿Tus padres bien? ¡Llámame!" Tanta paz y alegría parece sacada de un anuncio de compresas. Ambos os despedís tras el repertorio de frases sacadas de manual, a sabiendas de que os habréis vuelto a olvidar incluso antes de pasar por caja. De hecho, queréis olvidaros. Pura hipocresía.


             Las mejores interpretaciones no están en las películas. Somos una parodia de nosotros mismos. Si preguntas a cualquiera qué es lo que valora en otra persona, no tardará en sacar a flote la sinceridad. Sí, sí, seamos sinceros. No hay nada mejor. Vayamos de cara, hablemos claro. En realidad muy pocas veces nos gusta escuchar verdades, no interesa. Y si nos prestamos a hacerlo, más vale que  sean halagos. 

            Políticos que se dan la mano. Felicitaciones de navidad o de cumpleaños. Organizaciones sinónimo de lucro. Somos mentirosos, somos hipócritas. Nadie más hipócrita que quien afirme no serlo. 

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