domingo, 12 de febrero de 2012

Juro que no salgo.

            El sol terminó su turno hace varias horas, qué día tan agotador. Hasta te has puesto el pijama y has abierto unas patatas fritas. Hundes tu culo en el sofá y agarras el mando a distancia, báculo masculino otorgador de poder.  Más y más canales aparecen y desaparecen fugazmente, adoras pulsar el botón sin saber dónde te llevará. Sabes que es sábado, pero prefieres ignorarlo. Salir de fiesta se ha convertido en oficio y necesitas coger la baja. Demasiadas noches prometiéndote que la próxima será mejor. Los párpados amenazan con cerrar y no opones resistencia. Hoy no pisas la calle.


               Sin saber cómo ni por qué, has acabado en la discoteca. Quizás una llamada tardía tuvo la culpa. Tu pijama se ha convertido en vaqueros, camisa y jersey. Las patatas fritas nadan en ron-cola. Bailas como un lunático, te sientes bien. Esa chica que conociste dos o tres bares antes parece querer seguirte al fin del mundo y todas las conversaciones resultan perfectas. Para colmo, suena tu canción favorita y la gritas a todo pulmón como si nadie estuviese mirando. Es tu momento, disfruta ¿Acaso hay mejor regalo que el inesperado? Dios bendiga la falta de expectativas. 

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