miércoles, 8 de febrero de 2012

Pretérito Pluscuamperfecto.

           Recuerdo que una de las cosas que más odiaba de niño era estudiar los tiempos verbales.  Abrías el libro de Lengua por esas páginas azuladas del final (siempre la 180 y pico) y clavabas tus ojos esperando un milagro. Hubiese preferido colocar un taburete frente a la lavadora para observar cómo se divierte la ropa sucia.

           Tus ojos parecían los de un jubilado en una playa nudista, totalmente extraviados.  Te inundaba esa sensación de estar perdiendo el tiempo, será por eso que los llaman "tiempos" verbales ¿De qué te iban a servir? Quizás para ganar el rosco de PasaPalabra y que hacienda se lleve la mitad.



           Si algo me producía especial pánico eran los pretéritos, en particular el pluscuamperfecto (Se llena la boca al decirlo).  Ese sí que me hizo perder el tiempo. Me hizo, me hace y me hará. Hubiera o hubiese esto, hubiera o hubiese lo otro. Es muy común para el ser humano olvidar el presente, mirar a un punto fijo, apagar los cinco sentidos y ponerse a conjugar en pluscuamperfecto. A veces hasta se nos cae la babilla y necesitamos una bendita bofetada que nos haga regresar.

            Si la hubiera llamado...Si  le hubiese dicho la verdad... Si me hubiera callado...Si hubiera entrado el balón...Si hubiese cogido ese tren...Qué pena que ya no sirva de nada. Nos gusta perder el tiempo.
     

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