martes, 28 de febrero de 2012

Comienza el viaje

              Cuando uno muere de sueño, la palabra cama se vuelve polisémica. Solía pensar que constaba de somier, colchón, almohada y cálidas mantas. Tras este ajetreado fin de semana, he descubierto que también puede definirse como "Reducido asiento de autobús" , "Duro suelo de Barajas", "Enana butaca de avión" e, incluso, "Mesa donde apoyar el cabezorro". Yo que  acostumbraba a exigir látex natura y láminas de madera....Una maleta puede ser la más cómoda de las almohadas.  El que se ahoga no repara en dónde se agarra. 

               Nunca antes había dormido por fascículos. Treinta minutejos por aquí, otros treinta por allá...Casi 30 horas sin pegar ojo. Ni siquiera me creía capaz de hacerlo, pero había que intentarlo. Anocheces en Madrid y amaneces en Amsterdam. Desconectas en mitad de una conversación y conectas al final de la siguiente.  Personas que nunca volveré a ver pasaban ante mis ojos cargadas de historias y equipajes. Cada uno sigue su camino. Apenas fui consciente, parecíamos saltar en el tiempo y el espacio. 


               Desde la ventanilla del avión el mundo  resulta demasiado pequeño, prácticamente diminuto. Nada  parece importar. Mi zapato era más grande que Madrid y el manto de nubes mucho más cómodo que mi asiento. Aunque todos cabeceaban a mi alrededor, no pude permitirme ese lujo. Me invadía la inseguridad, los nervios...no podía perderme nada. Tomé un chocolate a 10.000 metros de altura y  1.000 km/ hora. Pensé que sería gratis. Ni siquiera me manché el jersey, como suele ocurrirme en tierra firme.

              Al aterrizar besé el suelo, a lo Juan Pablo II. Lástima no haber sacado una foto. Todas las azafatas y demás trabajadores del aeropuerto me daban las gracias y los buenos días, qué gente tan simpática. Volví a conectar el teléfono y llamé a mamá: "Estoy bien, ya puedes dormir tranquila". Amsterdam se abría ante mis ojos, una ciudad de postal...de cuento. Casi cuesta aceptar que estés allí, que la veas con tus pupilas. Tampoco pude ir en mejor compañía, mis compañeros de trabajo son cojonudos. Qué risas tan sanas las echadas.

             Seguiré informando. Sólo puedo adelantar una cosa: Red Light District. 

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