martes, 21 de agosto de 2012

El día después

                 Hoy padezco de un horrible Jetlag ¡y ni siquiera he viajado en avión! Seis días desayunando al acostarme y cenando al despertar, saludando con "buenas noches" y diciendo adiós con "buenos días". Qué distinto es todo cuando se toma la luz de la luna y se lleva la contraria al gallo cada mañana. Menos mal que las fiestas patronales sólo duran siete días, a punto he estado de perder el norte. Juro, en el día de hoy, no salir del hogar y reconocer como únicos amigos al sofá, al ordenador y a la botella de agua. Si algo me ha diferenciado de un vampiro, en esta semana, es chupar cerveza barata en vez de sangre ¡Ai, omá! ¿Quién me mandará meterme en estos líos? 

                 Dolores de tripas a parte, he disfrutado cada noche como un auténtico chiquillo...y es que hay cosas que sólo ocurren en fiestas. Los problemas se aparcan y quizás por eso nadie encuentra sitio donde dejar el coche. Machos y hembras se comportan como auténticos seres primitivos y, si la cosa se tuerce, siempre queda agachar la cabeza y soltar aquello de "Es que iba borracho y no me acuerdo". No existe excusa más universal, funciona como la seda en cualquier continente "¿¿¿Que le metí mano a tu hermana de 16??? Es que iba borracho y..." Estarán pensando ¿Por qué nos la creemos siempre? Es bastante simple: hoy por mí, mañana por ti... Nadie está libre de piciarla en fiestas. Eso sí, ni se os ocurra utilizarla en el trabajo amigüitos.


                  Hoy, día después, es momento de hacer memoria y balance sobre los daños cometidos. Quizás  usted deba salir en busca de un riñón más pulcro o, sin ir tan lejos, de un regalo en señal de disculpa hacia su cornamentada pareja. Es posible que alguno de sus vecinos no vuelva a dirigirle la palabra por haber orinado en su coche o haber entonado cánticos "vikingos" bajo su ventana a delicadas horas. No se extrañe si aquella cariñosa y cercana muchacha que conoció hace días ni siquiera le mira al pasar ya que, en fiestas, hasta las gilipollas parecen agradables. Si sus padres le dejaron solo en casa y están próximos a regresar, haga limpieza general y aproveche para limpiarse a sí mismo ¡PEDAZO DE GUARRO! Ya verá como en unas semanas todo se normaliza y vuelve a ser ese Don Nadie al que tanto echa de menos. Recuerde: lo que ocurre en fiestas, se queda en fiestas.

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