domingo, 16 de diciembre de 2012

Esto se acaba

              Siempre que voy al cine para ver una de esas películas sobre el fin del mundo salgo acojonado al cubo ¡Qué sinvivir  La nación se paraliza mientras el presidente de los EEUU (todo ocurre allí) comunica la aterradora noticia con la frente empapada en sudor frío "Ciudadanos, el mundo se acaba. Todos moriremos, pero que no cunda el pánico" ¿Se imaginan al rey don Juan Carlos dando la primicia durante el discurso de esta navidad? "Españoles, me llena de orgullo y satisfacción avisarles de que todo se va a tomar por culo" A más de uno se le atragantarían las uvas. El planeta Tierra expiraría y, con él, la crisis económica ¡Al menos Mariano cumpliría una promesa! En las noticias ya no se hablaría de corrupción...más que nada porque ya no habría noticias.

             En las películas americanas, cuando ocurren estas cosas, la población entra en absoluto caos. Todos corren de lado a lado cual energúmenos, los vehículos chocan, las calles se colapsan, las perfectas familias se abrazan para rezar, los ricachones se refugian en búnkeres y todo se derrumba tras el coche de Bruce Willis (él sobrevive). En España estas cosas no pasan, Spain is different. Nos han comentado que según los Mayas todo se va al garete en una semana, pero ya ves...¡tan tranquilos! Seguimos haciendo cola en las oficinas de empleo, nos preocupamos por nuestra dieta, continuamos pagando facturas, dejamos de fumar y las chicas nos lo ponen, si cabe, aún más difícil ¡Como si sobrase tiempo para gilipolleces! Es de locos este país ¡Un poquito de dramatismo por favor! ¡¡Unas lágrimas...un...un...un algo!! A mi, sinceramente, no me apetece morir.


                Lo cierto es que pocos creen en el apocalipsis de 2012, casi produce risa. A la noticia le ocurre, más o menos, lo que al pastorcillo mentiroso "¿Otra vez con el lobo? Anda y date una vuelta, chaval" Por lo que sé, el mundo ya debería haberse acabado varias veces ¡Qué obsesión tenemos los humanos con el fin! En fin...Recuerdo que allá por el 2.000 también corrían inquietantes rumores y yo, como era un crío, pasé verdaderamente la camisa...El año 1.000 y el 1.033 también tuvieron lo suyo. Si estuviese en mis manos elegir el fatídico momento, escogería el día en que Jesulín conoció a la Esteban ¡De menuda nos habríamos librado! Los que deciden estas cosas son los llamados profetas, también conocidos como iluminados de la vida o, coloquialmente, putos chiflados. A mi, personalmente, los profetas no me inspiran confianza. En cambio, si la fecha fuese escogida por una de esas personas que ponen la caducidad a los yogures....¡Me faltaría campo para correr!

                La Biblia siempre ha servido como fuente de inspiración para noticias catastróficas, es de alucinar el pesimismo de ciertos pasajes. Si os interesa el tema y la culturilla en general, os recomiendo escuchar la interesante conversación que se mantuvo ayer en el programa radiofónico "Hoy no es un día cualquiera". Sólo tenéis que pulsar AQUÍ para informaros sobre la ira de Dios contra la Tierra. Nos lo estamos tomando a guasa, pero vete tú a saber si se habrán equivocado los Mayas. Para por si acaso, traten de disfrutar cada día como si fuese el último y no pierdan ni un minuto leyendo este blog. Hay que ser tontico para desperdiciar la última semana de existencia ojeando mis paranoias (Por mucho que a mí me alague). Hagan locuras, corran desnudos por la calle, insulten al jefe, declaren su amor secreto o lo que les venga en gana. Feliz fin del mundo.


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2 comentarios:

  1. El calendario maya no mide el tiempo de la misma forma que el nuestro, con lo cual, su 2012 no coincide con el nuestro.
    Por otro lado y si obviamos esto, creo que en realidad el mundo ya se ha acabado, sólo que todavía no nos hemos dado cuenta. Es como cuando te dan una hostia y tardas un rato en reaccionar, esto es lo mismo. ¿Acaso el mundo que conocíamos hace unos años sigue existiendo? Me da a mí que no.
    De todos modos, por si casualmente sonase la flauta y los mayas llevasen razón, tú lo has dicho. Hagamos locuras, insultemos al jefe, corramos desnudos y ya que estamos desnudo follemos todos mucho. Eso que nos llevaremos.

    Un saludo, Moisés.

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