lunes, 8 de octubre de 2012

Vender

             Hasta la fecha no conozco a nadie que disfrute viendo anuncios, qué pesadilla. Ni si quiera comerse un chorizo a media noche provoca tales ardores de estómago. Estás viendo tu telenovela favorita y justo cuando descubren la identidad del padre de Soraya María de la Vega Montalván...¡¡llegan los dichosos consejos publicitarios!! Ahora al menos tienen la decencia de poner "volvemos en X minutos", tiempo perfecto para visitar el baño, desvalijar la nevera, cambiar de canal y olvidar lo que estabas viendo. Productos para todos los gustos: juguetes que parecen moverse solos, cremas que dejan a cincuentonas cual quinceañeras, ungüentos que devuelven la melena al más pelón y desodorantes capaces de convertirte en gurú del sexo ¿Realmente existe alguien que se lo trague y corra a la tienda? Bueno, también "creemos" en la democracia y...

              El odio por la publicidad es un hecho, incluso los mismísimos publicistas cambiarán de canal al ver sus spots con total indignación. Algunos anuncios son simpáticos, sí, pero se repiten tantas y tantas veces que tengo la sensación de vivir en el maldito día de la marmota. Me parece estupendo que Carmen Machí haga de vientre a las mil maravillas, o que Concha Velasco  haya encontrado una solución a sus  incesantes pérdidas de orina ¿Pero es necesario que lo cuenten cada dos minutos? Tampoco es como para sentirse orgulloso, todo sea dicho. No imagino a nadie alardeando sobre lo bien que evacua mientras sale del baño de un bar "¡¡Escuchadme todos, desde que tomo los yogures de Coronado apenas tengo que esforzarme!!"
La modelo tiene la piel joven porque ES joven
               Quizás el mejor invento haya sido el 2x1, qué gozada. En eso sí que confía el pueblo, pagas uno y te llevas dos ¡¡Menudos tonticos los del supermercado!! Casi nos sentimos delincuentes al pasar por caja  "He pagado sólo uno, jijijiji qué travieso soy". El otro día intenté ponerlo en práctica para ligar, pero ni siquiera metiendo a tres amigos en el pack la chica dio su brazo a torcer. Qué exquisitas son algunas clientas...Sonará extraño, pero en el fondo todos somos expertos publicistas ¿qué vendemos? A nosotros mismos. Si saliésemos a la calle con las pintas que llevamos al despertar no nos comeríamos ni un colín ¿Se imaginan? Todos despeinados, legañosos y en pijama... ¡El look perfecto para conseguir trabajo o pareja! 

              No sé si maquillamos más el exterior o el interior. Qué manía tenemos con impresionar al resto, qué forma de fingir y aparentar. Todos simpatiquísimos, listísimos, afortunadísimos y buenísimas personas ¡Ciudadanos ejemplares everywhere! Una pena que al final muchos resulten como productos de teletienda: preciosos a primera vista y rotos a los dos días. Fingimos lo que somos; seamos lo que fingimos (Pedro Calderón de la Barca)

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