jueves, 6 de agosto de 2015

Back to Liverpool: desayuno con alubias y algunas compras

             Me desperté en el sofá, con la manta por el suelo y la sensación de haber recibido una agradable paliza. Entraba excesiva luz por la ventana y se escuchaban murmullos en inglés entremezclados con gaviotas y motores de autobuses. Se ve que en esta zona todavía no han inventado la persianas (Tampoco las había en Amsterdam ahora que recuerdo) y la gente se pone a funcionar tan pronto como el Lorenzo les pega en la cara. Desde la calle puedes ver perfectamente lo que la gente hace en sus casas, en plan gran hermano, es bastante curioso. Raúl "el culto" andaba leyendo en su alcoba, que es el doble de grande que la mía y por consiguiente da el doble de grima. Nos atrajo la idea de salir a tomar un desayuno British para sentirnos integrados socialmente (En realidad lo hicimos porque la nevera solo podría das más pena si tuviese un violinista dentro). Por suerte recordé rápidamente como funcionan las pounds y tampoco me costó demasiado pillarle el truco a cruzar la calle. Como ya sabéis aquí conducen por la izquierda y el año pasado me costó horrores acostumbrarme. Llegas al paso de cebra, crees que no viene nadie y casi te arrolla el típico taxi negro. No exagero, si venís tened cuidado.

                Bonafaux me llevó a un local con tanta clase como la suya, todo de madera y con el suelo recubierto por una tupida alfombra. Muy buena música, por cierto, en Liverpool tienen buen paladar en las orejas. Nada de "serruchos", "taxis" o demás bazofias reggaetoneras que me dan ardor de estómago. En la barra habría unas cuatro personas con sus correspondientes pintas de espumosa cerveza, y no eran ni las 10 de la mañana...Se ponen como el kiko, ellos y ellas, sin distinción. No es de extrañar ver señoras de la quinta de mi abuela tragando birra como si no hubiese mañana, tan gorditas y sonrosadas que no parecen descender del mono. Al fin llegó el desayuno, qué barbaridad. Raúl pidió que se lo trajesen sin alubias, es un flojo, pero lo hizo en perfecto inglés. El tío nunca está conforme con el menú, tendríais que verle en McDonalds exigiendo que le quiten la lechuga y las salsas "No letusss...no meillo, MEILLLO!!" y la dependienta con cara de poema. No hay nada como pasar por la odisea de pedir una hamburguesa para cerciorarse de nuestro brillante sistema educativo. 

Todo esto me metí recién levantado
              Sentí la necesidad de desinfectar la casa, no podía vivir en semejante vertedero. Tras el desayuno fuimos a un "Pound world", que viene a ser un "todo a 100", para comprar una escoba, una fregona y una botella de lejía. Aprendí que a las escobas las llaman "Sweeping brush" y que los cubos de fregona no tienen escurridor, al menos no si son tan baratos.  A día de hoy el piso ya parece un nidito de amor y somos una feliz pareja  de amigos heterosexuales con ganas de mejorar su inglés para que no les despidan. Después nos pasamos por el "Primark" y eché al carro un par de almohadas, un nórdico y una mantita para adecentar mi mugriento colchón por unas 15 libras. Este es el resultado ¿No os dan ganas de venir a siestear?



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