lunes, 10 de agosto de 2015

Back to Liverpool: mi edificio, entorno y Central Perk

             Ya es media noche y tras un resacoso domingo en el que sólo he dejado el piso para pasear por Albert Dock y comprar un pimiento (sí, solo uno), es momento de acomodarme, despejar la mente y seguir relatando mis desventuras por estas tierras del norte. Mañana se cumple una semana de mi llegada y, a pesar de no haber hablado in English tanto como quisiera, sé que le he sacado buen partido. Como ya comenté esta es mi segunda visita a la ciudad, ya sumo tres meses, y en estos instantes - 12:15 de la noche - siento que estoy conociendo otro Liverpool, con otro sabor, como cuando lees un libro por segunda vez y te cuenta cosas distintas (Es tuya, papá). Sé que son las mismas calles, los mismos edificios, el mismo olor a pescado frito en las aceras, pero lo estoy percibiendo con más intensidad...como si se me hubiera despertado un sexto sentido. Voy disfrutando de cada anécdota, de cada gilipollez, e intento caminar las calles con los oídos bien abiertos para escuchar la poesía que emana incluso de los tugurios más casposos. Por si lo estás dudando NO, no me he drogado, eso se lo dejo a los aburridos. Creo que esta es la actitud adecuada con la que afrontar un viaje así, un descanso de España y de uno mismo, convenciéndote cada mañana de que incluso salir a comprar un pimiento puede ser la reostia. Predisposición, así de sencillo. 

             Quiero hablaros de tres cosas. Mi edificio, sus alrededores y la réplica del Central Perk (Mítico bar la añorada Friends).

19, Ranelagh Street

             Si entráis en Google maps y tecleáis "19 Ranelagh Street, Liverpool" os daréis de bruces con el edificio estrecho y negruzco desde donde escribo, prometo saludaros desde la ventana. La puerta principal da a la parte de atrás, a un mugriento callejón donde los amables trabajadores del "Losbter Pot" (cadena de comida rápida) sacan la basura. Como podéis imaginar ni el olor ni las vistas son demasiado agradables...Temo traer a una chica y que salga por patas nada más cruzar la esquina por falta de romanticismo. Pequeñeces aparte, al contemplar la fachada tienes la sensación de estar frente al domicilio de algún perturbado escritor, del tipo Edgar Allan Poe...O de Jack el destripador...Os juro que verlo en persona no deja indiferente, tiene un oscuro encanto y sin duda me inspira para continuar con el blog. 

La flecha naranja apunta directamente a la ventana de mi habitación.
Raúl posando para Ortagrafía. Entrada al edificio.
Por situaros un poco más me he currado este mapa. Mi cabezón representa la posición del edificio. El número 1 marca la zona donde realizamos las compras diarias; el 2 Bold street, la zona más marchosa de Liverpool llena de garitos para la juventú; el 3 un McDonalds donde solemos robar bolsitas de pimienta; el 4 el lugar más turístico de Liverpool, Matthew street, donde se sitúa el mítico "The Cavern", meca para cualquier fan de Los Beatles; por último el 5 apunta al río Mersey, dónde solemos ir a correr, pasear y filosofar. Con línea verde y rosa he marcado las rutas que solemos recorrer a diario. Nada está más alejado de 10 minutos. 


Central Perk (momento Friki)

             Para todos los que como yo crecisteis con la mítica Friends (sé que sois muchos), sentarse a tomar un café en el archiconocido Central Perk es una visita OBLIGADA, sobre todo si lo haces recostado en ese sofá naranja donde Ross, Joey, Chandler, Mónica, Phobe y Rachel pasaron tantos grandes momentos. El año pasado di literalmente la chapa a Raúl para que me acompañase a verlo, cosa que le agradezco, y este año tampoco me he podido resistir. Curiosamente han abierto otro cerca de nuestro edificio, así que caerán más cafés. Os confieso que no es exactamente igual que el de la serie, decepciona un poco al entrar, pero solo necesitas 10 minutos para meterte completamente en el papel. El señor Bonafaux es testigo del subidón de adrenalina que me dio sentarme en el sofá naranja, creo que no me sentía así desde que era niño por navidad. Lo juro, piel de gallina. Cuando llegué el sofá estaba ocupado, la gente se pelea coger sitio, pero con paciencia lo conseguimos. Sirven cafés tamaño piscina, batidos y demás productos, todos con nombres que recuerdan al programa. Yo me pedí un Mocaccino, y Raúl algo que empezaba con  Joey. El suyo estaba tirando a malo e intentó beberse el mío, pero anduve rápido. En las paredes hay televisores incrustados donde ponen episodios sin parar, en inglés claro, y también algunos guiones originales de la serie firmados por los actores.

       

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