domingo, 29 de enero de 2012

Toca crecer

                       Llega un día en el que te da por pensar. Sí, pensar. Antes no solías hacerlo, algo ha cambiado. Piensas en lo que eres y en lo que fuiste. Sigues llamándote igual, pero tienes la sensación de ser otra persona. Vistes distinto, te peinas distinto, hablas distinto, buscas cosas distintas. Observas viejas fotografías y ni siquiera recuerdas habértelas hecho. Sales en ellas y supones que ocurrieron. Te ves a bordo de un coche que cambia de velocidad, pero nunca se detiene.



             La infancia quedó atrás hace demasiados kilómetros. También la adolescencia. Incluso la universidad, por mucho que cueste reconocerlo. Desconoces el paradero de personas que antes considerabas íntimas, sus coches tomaron otro desvío. Vives en otra ciudad, sales con otra gente y valoras distintas cualidades. Ya no tienes hora de volver. No estudias, ahora trabajas. Disfrutas de forma distinta y criticas comportamientos que antes tenías tú. Te da igual hacer el ridículo, no tienes nada que demostrar.

                  Parece que has madurado sin querer. De todos modos, sigues riéndote siempre que alguien se tira un pedo. 

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