viernes, 21 de septiembre de 2012

Portadores de razón

            Si el dinero hubiese sido distribuido por el mismo tío que repartió la razón, todos tendríamos siempre ¡Y mucho! El síndrome del "tengo razón YO", primo hermano del síndrome "hazme caso que de esto entiendo" afecta al 100 % de la población, sin excepción alguna. Todos los afiliados a una discusión poseen el convencimiento secreto de que el otro es más tonto que una zapatilla y, como auténticos portadores de la verdad, se ven en la obligación de alumbrar  a quien se sienta delante. Digo "alumbrar" como pudiera decir "lavar el coco", puros sinónimos. Normalmente este proceso no lleva a buen puerto y todo termina con alguien gritando de indignación "¡¡¡cállate harto-sopas, que no tienes ni p____ idea!!" (Seguro que usted ha rellenado el espacio con puñetera).


              Según Descartes, ese hombre que decidía todo por descarte, tener una opinión significa creer que se tiene la opinión acertada (Lo acabo de buscar, no os penséis que...) De ahí, forzosamente, se deduce que quienes no comparten tu opinión se equivocan y no hay más que hablar. Pasamos la vida aguantando a portadores de razones. De críos no queda otra que cerrar la bocaza cuando mamá dice X, tú preguntas "¿por qué?", y ella contraataca con ese indiscutible argumento   de peso "¡porque lo digo yo y punto!". En el colegio ocurre más de lo mismo y, si te quejas al profe, repites más veces que Paquirrín. Como suele decirse, se pega todo menos lo bueno, y terminamos contagiándonos del odioso síndrome hasta el fín de los días. 

              Lo que más malísimamente sabe durante una discusión es que el otro  te interrumpa cada dos por tres: "ESO NO ES ASÍ" Y con eso cree tener razón, sin darse cuenta de que precisamente por no opinar lo mismo no tiene razón. La verdad es que en las disputas nadie tiene interés en ponerse de acuerdo con nadie, por muchas horas que se hable y  grite. Lo que queremos es decirle al otro que no tiene ni idea, y si no lo acepta es porque es tonto. Unamuno entraba en una reunión y preguntaba: "¿De qué se trata? ¡Porque yo me opongo!" Les demostraba rápidamente, sin dejarlos chistar, que todos estaban equivocados. Y si a alguien se le preguntaba después: "¿Qué dijo Unamuno?", ese alguien contestaba: "¡No sé!" ¡Pero tenía toda la razón del mundo!" (Esto también lo he buscado)

              En definitiva espero que nadie deje un comentario...a no ser que vaya a darme la razón.

4 comentarios:

  1. Pues está muy bien el post pero te equivocas. Cuando yo discuto es porque tengo la razón, por eso discuto casi siempre y no me vayas a decir que no, porque yo sé lo que me digo.

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