lunes, 5 de marzo de 2012

Bajo la luna

              Cuando cae la noche, la luna asoma y atrae a las mareas. El agua sube con sigilo, avanzando palmo a palmo. La arena termina rindiéndose al mar y retira sus tropas. Desde la barandilla, la fotografía no es la misma. Adiós al cálido sol, adiós al seguro suelo. Sólo queda oscuridad, agua salada y silencio. El nuevo paisaje seduce; seduce y aterra. Horas antes, ahí abajo, caminabas descalzo  y nadabas en busca de escurridizas olas. Volverás a hacerlo al amanecer, sin duda...pero ahora, apoyado en la barandilla, eres incapaz de dar un paso adelante. Todo es tan distinto, tan respetable...Que vuelva la luz, que regrese la realidad.


            No sólo suben las mareas, también el ego. De noche, bajo las nerviosas luces de discoteca, ya no hay chicos ni chicas, ya no hay hombres ni mujeres. Abundan príncipes, princesas, reyes y reinas. Si deseas conocerles, más te vale pedir audiencia o serás el bufón de la corte. Bonitos peinados, atractivos perfumes, acertados maquillajes y favorecedoras prendas de vestir. Tanta perfección seduce; seduce y aterra. Sombras que engañan y no dejan ver. Apoyado en la barra todo es tan distinto, tan respetable...Que vuelva la luz, que regrese la realidad ¿Quién diría que bajo tanta agua solo hay arena?     

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